El tratamiento del estreñimiento se debe encaminar a regular y facilitar la defecación, aunque el objetivo fundamental es determinar la causa originaria, si la hubiera.1
La primera línea de tratamiento está constituida por medidas higienicodietéticas: adquisición de un hábito intestinal regular mediante pautas de conducta, ejercicio físico, maniobras posturales, etc.
En relación con el hábito alimentario, cabe destacar el papel beneficioso de la fibra, tanto en la dieta como en forma de suplemento, como se ha demostrado en numerosos estudios.1
Los laxantes pueden aliviar y prevenir el estreñimiento. Sin embargo, no todos los laxantes son seguros para el uso a largo plazo. El uso excesivo de ciertos laxantes puede provocar dependencia y reducir la actividad del intestino.2
Si alguna vez has estado estreñido, es posible que hayas probado laxantes de venta libre. Varios factores, como una alimentación deficiente, la falta de actividad física y algunos medicamentos, pueden alterar la función intestinal normal y causar estreñimiento.2
Según su mecanismo de acción los laxantes pueden clasificarse en distintos tipos, entre los que encontramos:1
Agentes emolientes o surfactantes
Agentes lubrificantes del contenido fecal
Agentes osmóticos
Sustancias estimulantes de la mucosa intestinal
Formadores de masa o laxantes a granel
Estos últimos son sustancias que absorben agua, se hinchan y ayudan a aumentar el volumen de la materia fecal, lo que origina una estimulación del peristaltismo intestinal facilitando la evacuación de las heces. Además, inducen el reblandecimiento de las heces, lo que favorece su eliminación.1
Entre los más empleados de este grupo están las semillas de Plantago ovata (Psyllium) metilcelulosa y agar. Se administran por vía oral, antes de las comidas y con abundante cantidad de líquido. Comienzan a actuar entre 12 a 72 h.1 Estos preparados son útiles en el estreñimiento simple sin enfermedad de colon asociada o en estreñimiento por enfermedad diverticular, síndrome de colon irritable, hemorroides, personas con síndrome de colon irritable, embarazo y posparto, dietas bajas en fibra y, en general, en pacientes que deben evitar esfuerzos en la evacuación.1,3
Como efectos esperados del uso de este tipo de laxantes destaca la sensación de saciedad, distensión abdominal y flatulencia, que suelen ser transitorios.1
Carecen prácticamente de efectos sistémicos y son los únicos totalmente inocuos para uso prolongado.1
Para reducir el riesgo de efectos secundarios, se debe comenzar lentamente; beber mucho líquido mientras se toman laxantes formadores de masa; aumentar gradualmente la cantidad que se usa hasta obtener los resultados que se desean.